Entrevista en 'El Correo' -suplem. 'Evasión'-
(6-4-2007)


Ya era hora
El rollo stoner, la onda grunge y la devoción setentera mueven a un quinteto vizcaíno que debuta en disco tras 10 años dando el callo

Óscar Cubillo

www.elcorreodigital.com/evasion
Seguramente nuestros lectores ya se hayan dado cuenta de que está muy de moda el rock setentero, el hard rock, ése que mueve a jovencitos y a maduritos. Los hermanos Vilabrille, guitarrista y bajista de Shisha Pangma, combo cuyo combustible fósil brota de esa década más gloriosa de lo que apuntaba, reflexionan para nosotros: «Se supone que es una cuestión cíclica. Ahora está en boga este estilo y mañana quizás volvamos a ver el advenimiento del acid house. Lo de que está de moda también es relativo, pues en la escena local no somos tantos los grupos que tocamos este estilo. Y el hecho de que mueva a dos generaciones entendemos que se debe a que a los mayores les recuerda sus tiempos de mocedad y a los jóvenes les ha enganchado quizá porque tienen referencias de sus hermanos mayores».

Entre los nutrientes de Shisha Pangma destacan los yacimientos stoner y grunge. Al preguntar a los hermanos brothers qué les atrae de cada uno de estos dos grandes estilos, casi nos muerden. «Nosotros no somos ni stoners, ni fumetas, ni grunges -ejem-. Hacemos hard rock en castellano basado en la música de los 70. Nos gustan el stoner y el grunge, pero no nos sentimos cómodos con las jodidas etiquetas -vaya, menos mal...--. Parece que por tocar un tipo de música determinada debes asumir 400 apellidos que no van contigo. Y encima parece que tienes que ser militante y defenderlos. Nosotros no vamos a inventar la rueda. Hemos crecido escuchando esa música y es lógico que sonemos similar a esos grupos. Del grunge y del stoner lo que más nos atraen son las acojonantes canciones que han hecho los grupazos de ambos estilos».

Repasemos el currículo de Shisha Pangma. «Nos juntamos hace casi ya diez años en Rekalde con la intención de montar un grupo, sin más pretensiones. Con el paso del tiempo, la motivación no ha cambiado. No vamos a ‘reventar los charts’ -se refiere a las listas-. Sólo pretendemos pasar un buen rato haciendo música sin presión y por el placer de tocar. Nuestra edad media es aproximadamente la mitad de la de los Stones».

Se bautizaron así debido a un monte. «Nos llamamos Shisha Pangma porque de alguna forma había que llamarse -hey, ¿captas la sombra de arrepentimiento, lector?-. Se trata de un monte del Himalaya. Lo leímos en algún sitio y nos gustó la sonoridad y lo que significaba: algo grande, pesado y tal y cual. No contiene ningún tipo de connotación filosófica y probablemente se trate del nombre con peor redacción de la historia: ni Dios lo escribe bien». Hum... cambiemos de argumento.

Presunción de infinitud
Los componentes de ‘sisapajma’ poseen currículos aparte. «Nuestro vocalista, Alberto Barañano, ha vociferado en Bad Spirits, Gyrobrain y Empty Me Sell, todos grupos entre el grunge y el metal. Tobal, el batería, co-milita en Picadura, banda de versiones de Barricada. Mi hermano y yo tuvimos una breve experiencia en los heavies Rhino y en grupos versioneros. Alberto García, nuestro otro guitarrista, viene del mundo del folk. Ya ves tú». Buf, los mejores son Rhino, de los que esperamos como agua de mayo su debut oficial.

Antes citábamos el grunge y el stoner en plan genérico, y ahora preguntamos a los Vilabrille por sus referencias específicas. «Nuestras influencias son infinitas -presumen-. Nuestra música te puede recordar a Kyuss, Monster Magnet, Black Sabbath, Led Zeppelin, Soundgarden, Corrosion Of Conformity, Danzig, Nebula, Fu Manchu, Blue Oyster Cult... Nuestros grupos favoritos van por ahí, aunque hay preferidos que no se ven reflejados en nuestra música. Por ejemplo Tesla, Dokken, Cinderella, Sigur Rós, Black Crowes, Anathema, Aerosmith, Slayer...». ¡Dios mío, Sigur Rós, uno de los grupos más sobrevalorados del mundo!

Tras tres demos (una metálica y oscura en 2001, una rodaja compartida y municipal que les quedó muy progresiva en 2003, y una fumeta inédita de 2004), Shisha Pangma se estrenan oficialmente con ‘43 15 02 N’. Les preguntamos si han fichado por algún sello, si se trata de una autoedición o si barajaban otras ofertas, y contestan irónicos: «¿Ofertas? ¿Sellos? ‘Dream on’, que decía el otro -sigue soñando, vamos-. No tenemos sello y Duradisc se ha ocupado exclusivamente de la fabricación del disco. El tema de los sellos no lo acabamos de ver. Valoramos el hecho de que la música tenga una buena distribución, que es lo que estamos buscando. Ni sello, ni distribución, ni management, ni nada. Pero bueno, sólo llevamos diez años, ja, ja, ja, ja...».

El álbum se presenta en bonito digipack. «Queríamos hacer algo bonito y cuidado que se escapase del concepto de maqueta. Además, no sabemos cuántos discos más podremos editar y queríamos legar un bonito recuerdo a nuestros descendientes». Han acertado los himalayos, que en su disco, sobriamente producido, eléctrico pero sin riscos, con dos guitarras que comunican y un cantante que convence, no pecan de sombríos a lo Soundgarden, se asoman hasta el hard rock yanqui a lo Backyard Babies, también cabalgan como The Answer y se ondulan fumetas como Nebula, y por lo español remiten a los nuevos Rockzilla, rivalizan en comercialidad con Circus o Rockzilla, y si tuvieran moto se lo montarían en plan Uzzhuaïa.

Ellos se muestran satisfechos. «Es un topicazo, pero sí: estamos súper contentos con el último disco. Es la verdad. Nos ha costado bastante, pero por fin tenemos el CD en nuestras manos. Lo grabamos en el local entre diciembre pasado y este enero. Son ocho temas nuestros más una versión de Thin Lizzy. Es hard rock en castellano. Rock duro, vamos. Y es el idioma en el que hablamos, no se trata de nada premeditado. Suena cañón y los temas a nosotros nos convencen. No hay mucho más que decir».

El rock no tiene idioma
Bueno, que se extiendan sobre las letras, escritas en el idioma en el que hablamos. «Van de cosas que nos pasan, pelis que vemos, libros que leemos, cosas que les suceden a otros... En cualquier caso, cuidamos en extremo los textos, su sonoridad, las metáforas utilizadas... Vamos, que intentamos huir de los tópicos, aunque no todo el mundo entienda qué carajo quiere decir lo que estamos cantando». Mola que canten en castellano.

«Es que hablamos en castellano y nos gusta entender lo que oímos. Como te decíamos antes, no es una cuestión de militancia. Simplemente empezamos a hacerlo así, nos acostumbramos y lo seguimos haciendo. La verdad es que es jodido porque te expones al ridículo mucho más que si cantas en inglés. Y aun así parece que molesta que cantes en castellano. ‘No es el idioma del rock!’, alegan algunos. ¡El rock no tiene idioma, joder!».

Shisha Pangma tienen razón y suponemos que no sólo cantan en castellano porque así les entiende más gente, la potencialidad del éxito crece y se pueden acercar al mercado de Skizoo, por ejemplo. «¿El público de Skizoo? No sé. Skizoo hacen metal contemporáneo y el Morty lleva un rollo goticón del 15. No sé si entre nuestro escaso público veremos a gente con la cara blanca y todo el muestrario de productos de la factoría Tim Burton. Nos gustan Skizoo, pero creo que tenemos diferente audiencia. Lo del castellano es una cuestión natural, no un medio para llegar a ningún lado». Jo, era por lanzar un nombre de un grupo con predicamento, público, ventas, sello...

Acabamos interesándonos por sus bolos. «Salimos a darlo todo. Llevamos casi un centenar de directos a nuestras espaldas en todos estos años -buf, pocos, una media de diez anuales, van a ritmo lento- y creemos que nos sigue moviendo lo mismo: adrenalina, sudor, actitud y ruido. Hemos dado ya algún concierto presentando el disco, con Neubat o Uzzhuaïa, y hemos de confirmar alguno más. El más cercano será el 20 de abril en Bilbao con Evolver». Pues a ver si nos podemos acercar.

No hay comentarios: