Jugando en casa (4-7-2008)



En plenas fiestas de Rekalde –y con The Police sonando unos metros monte arriba–, el viernes 4 de julio, Shisha Pangma sonaron de vicio en el gaztetxe Kukutza del barrio bilbaino que vio nacer al grupo. Con la anunciada baja de Tobal, el resto de miembros de la banda –aquí no hay miembras–, acompañados por el mercenario Cobelo, abrieron una alucinante noche de rock con tintes setenteros, que cerraron apoteósicamente los también errekaldetarras Positiva –obviando la actuación previa de unos voluntariosos jovenzuelos adoradores del rasca-rasca más callejero–.

Los shisha jugaban en casa, y eso se notó. Tocaron muy a gusto, y se hicieron dueños del escenario desde el primer tema, que volvió a ser la excelente 'Desierta'.

Comenzaron con el cantante Alberto Barañano entre el público, donde se mantuvo hasta bien entrada la intro del segundo tema, 'Luna de octubre', que sonó espectacular.

Y es que, en la mesa de control, se notó la mano de Rubén Pérez, técnico de sonido responsable de los dos últimos trabajos del grupo.

Una alta calidad sonora y artís- tica reverberaba en los temas que fueron su- cediéndose, co- mo las estu- pendas 'El in- creíble hombre menguante' y 'En cuatro cajas de cartón', con las que aumentó varios grados la temperatura de la atmósfera rockera. Y con el cover de 'Don´t Believe A Word' de Thin Lizzy, magistral, como siempre, se llegó al ecuador del concierto.

Tras los afinamientos de rigor, comenzó a sonar el característico y vigorizante inicio de 'El monstruo' [ver vídeo], que
dio paso a la siempre espectacular
'Páramo'. A esas alturas, el escenario era puro rock y se notaba. ¡Si hasta se pudo ver a Alberto el guitarra moviéndose más allá de las inmediaciones de su oscuro rincón! ................;-)

En la recta final, improvisaron al enlazar a la perfección 'Los niños del sol' con la omnipresente 'Zinc'. Y, de esa manera, se llegó al electrizante fin de fiesta que fue 'Love Removal Machine' de The Cult, con agradecimiento de los shisha a Cobelo incluido. Porque su actuación a la batería merece mención especial.

Cierto es que, en ocasiones, se echó algo en falta la pegada de Tobal, pero no desmereció en absoluto. Sobre todo, con la espectacularidad de sus gestos y alguna que otra cobelada (¡hasta metió doble bombo en alguna ocasión! –como se entere Tobal...–).

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