Ya están mezclados diez de los once temas de 'Orquídea' (falta 'Masticando piedras' porque las mezclas se alargaron hasta las tres de la mañana). Y... ¡el resultado es brutal!
Me permito el lujo de ordenarlos (a falta del ausente), según la coherencia que me dictan mis oídos: inicio potente y pletórico, desarrollo apabullante, meseta sinuosa y cierre renovador.
A ver cuántas acierto...
:-P
EN LA PIEL
En esta nueva mezcla, suena más potente (y mira que era difícil...), y con ese inicio de conexiones y guitarreos paneados es la mejor apertura que podría tener este disco. Desde el principio, las guitarras compiten en contundencia con la batería; el bajo, más que acompañar, cobra un protagonismo excelso; y, entre todo ello, la shisha-voz serpentea pletórica. Ya la habíamos escuchado en directo, en el local de ensayo y en la primera premezcla, pero la mano de Xanpe y el exigente perfeccionismo de los shisha han cristalizado en un tiro de canción.
EL EXTRAÑO
Baqueta-baqueta-baqueta-baqueta-baqueta-baqueta... y bombos intercalados abren la senda que encabeza una desgarrada guitarra, y después otra, poderosa, antes de sincoparse y dar paso al bajo que crea un dulce engrudo de recovecos sonoros en el que acunarse, hasta que un alarido abre un abismo musical en el que más que caer, te tiras. Con unas pausas alucinantes y recuperaciones en caída libre, ya lo dijimos en su día, cuando la escuchamos sin letra en el local: ¡rock, puro rock!
HOMBRE ARENA
Rodeada de tantos temazos, era complicado que se mantuviera como la favorita, pero lo consigue. Esa guitarra solitaria que, como una cuchilla, abre brecha... Esa sinfonía hard-rockera que se cuela y que, si bien parece haber perdido cierta contundencia, ha ganado en empaque... Esos dúos batería-bajo... Esos sube-baja... Ese "Aún-ca-be-más-ai-re"... Esos "u-hu"... Esos "uo-oh-oh"... Ese momento central brutal que se suaviza... Esas voces... Ese final contundente, con la shisha-voz bramando... ¡Joder, cómo mola! (además, es en la que salgo yo... jejejeje)
ENERO
Potencia contenida, a la que bastan leves resquicios para golpearte en plena cara, en forma de agudos punteos o poderosos baterazos que jalonan todo el tema. Voces y coros apoteósicos se deslizan hacia ciénagas cuasi doom, en las que flotan fantasmagóricos cantos, para volver a elevarse y caer de nuevo una y otra vez, camino de un remate tremebundo que comienza con la shisha-voz desgañitándose y la guitarra principal punzando cada neurona del cerebro, hasta que la contención se impone de nuevo y llega a desvanecerse.
CUERVOS
Otra que parece haberse dulcificado algo en manos de Xanpe, con un resultado grandioso, es esta revisión del 'Elementos' que se incluyó en formato instrumental en el inédito 'Shisha Pangma III' de 2004. El inicio que se mantiene lindando con la lisergia no hace prever el subidón que, a base de batería y guitarreo, da paso a unas voces espectaculares que ponen los pelos de punta. A partir de ahí, la canción se pasea por melodías cadenciosas y pegadizas, acompañadas por agudos pinchazos de guitarras, y acaba por morir mecida en agria melancolía.
ENTRE MENTIRAS
Entra como una refrescante riada de rock, te envuelve y no te suelta hasta que se va. Manando a base de rítmicos, briosos y recios compases, que se alternan con cadenciosos valles, se abre a un excelente estribillo con un fastuoso y vistoso bajo. El torrente se encabrita de nuevo con un solo de guitarra impresionante, antes de serenarse mecido por la shisha-voz. Pero se encrespa de nuevo, para formar una cascada sonora que termina disipándose.
EVA
La ternura que emana de esta balada se ha potenciado tras pasar por el estudio. Ha crecido como tema, manteniendo toda la esencia que emparenta con el Seattle más grunge. Se abre como un abanico para que entre la shisha-voz, envuelta entre agudos algodones, y acabar conformando un sensible manto en el que suena dulce hasta la otrora atronadora batería.
ORQUÍDEA I
Más delicadeza en un tema instrumental, que transporta hasta perdidos parajes oníricos desde el primer compas del riff principal y las notas tubulares. Con un sonido limpio y cristalino, se suman guitarra y bajo para tejer un caudal de hermosas sensaciones. La segunda parte se enriquece con acolchados timbales y desemboca en un gong final. Precioso.
ORQUÍDEA II
Vuelve la tralla, contenida al inicio, pero que va increscendo, a modo de 'Highway Star', para convertirse en un cañonazo. Otra ración de protagonismo bajísitico, que evoluciona a partir de efectivos dum-dum a dúo con la batería. Las afiladísimas guitarras rasgarían hasta las columnas de Hécules y los agudos de la shisha-voz removerían hasta las entrañas del monte que da nombre al grupo. Sobre todo, en el rotundo colofón.
LA DESPEDIDA
La languilez abre la puerta de este tema, para dar paso a una voz muy 'Eddie Vedder'. Pero es puro espejismo; bastan algunos compases para que el ritmo crezca y la energía se esparza por garganta, mástiles, cuerdas, parches y platos. Una orgía de contundencia y desgarro conduce al final, como dice la propia canción.
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