
Actuación en formato reducido de Shisha Pangma en la sala Dink de Portugalete (Bizkaia), de apenas media hora. La cau-sa: los retrasos que se fueron acumulando (el pimero, de casi una hora y media en el inicio) y el tope horario que tiene el lo-
cal para la música en directo (la 1:00). Lo cual, teniendo en cuenta que tocaban antes Tinitus y Zumo negro, supuso que varios temas tuvieran que ser eliminados del set-list.
Toda una pena, porque fue uno de los bo- los más arropados que la banda ha vivido últimamente (además de ser el cumplea-ños de Alberto Barañano, la shisha-voz).
El público estaba plagado de seguidores (varios cantaron las canciones) con una comunión total con el grupo, como quedó patente cuando, en los ajustes previos, Tobal y Jose se arrancaron con el 'Whole Lotta Rosie' de AC/DC, y la peña coreó
"¡Angus!" entre riff y riff. O cuando la primera fila (el sector portugalujo) empezó a cantar estrofas sueltas de 'Los rockeros van al infierno' de Barón Rojo, y Jose los acompañó a la guitarra, muerto de risa.
Al final, cuando comenzó el concierto con ‘Luna de octubre’,que en directo suena tremenda, quedaban poco más de cinco minu-
tos para la hora tope. Así que los responsables de la sala concedieron unos minutos más, hasta la 1:15.
La siguientecanción pre- vista era
‘El increíble hombre menguante’, pero había sido sacrificada de salida por la carencia de tiempo. Así que siguieron con ‘En cuatro cajas de cartón’, cuya apertura psicodélica encajaba a la perfección con el ambiente que creaban al alimón la escasa iluminación y la bola de luces que usa habitualmente el grupo.
Siguieron con ‘Zinc’, apoteósica, y ‘Páramo’, que volvió a ser uno de los puntos fuertes del concierto , con una voz más grave y gutural
que de costumbre. Seguidamente, demostraron la efectividad rompe-cuellos de ‘Los niños del sol’.
Cuando iban a atacar con ‘El monstruo’ y‘Enemiyo’ la recta final del bolo (de la que ya había sido eliminada la instrumental ‘Morir en brazos de nadie’) llegó el aviso para que fueran acabando (era la 1:17). Así que tuvieron que pasar directamente a la sorpresa guardada para terminar: ¡’Love Renoval Machine’ de The Cult!!!!!!! A-co-jo-nan-teeeeeeee.
Tremendo subidón el que recorrió la sala. La ejecución, cuasi perfecta, no desmereció en absoluto a Ian Astbury y compañía. Y la shisha-voz se desenvolvió estupendamente en ese temazo, al igual que los guitarras con los riffs.Como colofón, no estaba nada mal; pero el público quería más. Y lo demostró pidiendo otra, de un modo tan insistente, que consiguieron una versión más: la habitual ‘Don’t Believe A Word’ de Thin Lizzy.
Final anglófilo por partida doble.
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